dimarts, 23 de novembre del 2010

Excursión a la Escaleruela (Sarrión)

Este último fin de semana, el 21 de noviembre, cogimos los coches y nos fuimos de nuevo de excursión. Esta vez volvíamos a la provincia de Teruel. Esta excursión no estaba planificada como otras. Ha sido un poco a la aventura.


Lo que habíamos pensado era llegar a la Escaleruela y buscar alguna senda de medio o corto recorrido para luego comer en la zona de la piscifactoria.
 Escaleruela es un  pequeño grupo de casas aisladas que pertenecen al término municipal de Sarrión, y que se encuentran al otro lado de la autovía mudéjar.  Desde València casi hay que  llegar a Sarrión y desviarse por la A-228 en dirección a Mora de Rubielos. Al poco de entrar en esa carretera hay una desviación a la derecha que nos indica la Escaleruela. Al llegar allí seguimos por la carretera un kilómetro, más o menos, y llegamos a una piscifactoria donde hay truchas enormes en varios estanques, un restaurante, cascadas y una piscina que se usa en verano y una zona de picnic bastante grande. Por la época en la que hemos ido casi no vimos  gente, excepto dos familias que iban dando  un paseo. La verdad es que hacía bastante frío (10º), pero cuando llegas a la piscifactoria, como está en un pequeño valle entre montañas, la temperatura sube dos o tres grados y no corre aire, por lo que se está bastante bién.




 Como se nos hizo un poco tarde para llegar, ya teníamos hambre y rápidamente nos pusimos con el almuerzo sentados en la zona del picnic.
 Después de almorzar volvimos a los coches que es donde estaba un panel informativo de los senderos que se podían hacer. Desde allí mismo comienza una pista en dirección a Ojos de Bavor, en una senda llamada " Los Manantiales". El recorrido es de 3'9 km y la duración de 1h 15'. La dificultad es media/baja, aunque pensábamos que no había que subir montaña pero la verdad es que casi todo el recorrido es montañoso. 
Tras caminar 1 km de la pista llegamos a Ojos de Babor, que son unos afloramientos de agua transparente enmarcados en una construcción de piedra que abastece el río Mijares. Nos costó llegar, puesto que, sin querer, nos desviemos del sendero y luego no sabíamos por donde seguir. Gracias que volvimos sobre nuestros pasos y volvimos  a la senda.
 En este paraje encontramos maravillosos ejemplares de carrasca y de quejigo que limitan campos de cultivo y son usados por algunas rapaces, de las que vimos, como el gavilán para zona de caza.




Ojos de Babor


Según creíamos, más adelante había un puente para cruzar el río Mijares, por lo que continuamos la marcha  bordeando el río para encontrarlo. Pero de puente nada, por lo menos hasta donde llegamos. Tomamos la decisión de bajar una empinada ladera y llegar hasta el mismo río para luego hacer un puente con un tronco y unas piedras. Así lo hicimos. En plan aventura. No era del todo fácil pasar pero, a pesar de que alguno puso el pie en el agua, llegamos todos a la otra orilla. 







 A la otra parte del río sigue la senda señalizada que nos lleva en dirección hacia la piscifactoría. El camino es mucho más cómodo ya que es llano pero también muy bonito. El error nuestro fue no seguir las señales del sendero pensándonos que el camino por donde íbamos, al lado del río, nos llevaría a un puente que vimos al principio de la ruta. No era así y cuando llegamos al final del camino no había puente. Teníamos que haber seguido por la senda y haber subido una montaña que había a nuestra izquierda, para luego, por detrás de ella, volver a llegar al río y al dicho puente. Ya era muy tarde y decidimos buscar otro tramo fluvial con menos agua y poder pasar a la otra parte. Encontramos un tronco más ancho que el otro que habíamos pasado anteriormente pero que ya alguien lo había  colocado para pasar al otro lado. Allí la corriente del río  era más fuerte y la mitad del río  bastante más hondo. Esta vez pasar por encima del tronco aquel nos resultó un poco más complicada que el anterior. Algunos de nosotros llegamos a mojarnos, a pesar de utilizar unos palos largos para tener equilibrio. Ahora, eso sí, los niños se lo pasaron genial. Para ellos era una total aventura.
 Una vez "todos a salvo". subimos una pequeña pared y llegamos a la mini central eléctrica que estaba al principio del camino de ida. Ya estábamos cerca. El sendero nos volvía a acercar a la piscifactoría de la Escaleruela. Según el panel informativo, en esta zona se pueden avistar águilas pescadoras, carboneros, petirrojos, pica-pinos, mitos o pitos reales, así como mamíferos como el visón americano, probablemente ejemplares escapados de las granjas de piel.
 Ya cansados y tarde, cogimos de los coches la comida y bajamos al picnic a comer. Nos lo merecíamos.






Hay que decir que, aunque no llegamos a ir, por lo tarde que se nos hizo, desde el panel informativo hay una senda que lleva al nacimiento del río Escaleruela, que es inconfundible gracias a los dos pequeños arcos de piedra que parecen dos ojos y de la cual mana abundante agua que proporciona un gran caudal al río.



                                         Nacimiento del río Escaleruela.



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