dilluns, 2 de març del 2009

Excursión a Javalambre (1-03-2009)



La sierra de Javalambre es un macizo montañoso de Aragón (España) situado al sur de la provincia de Teruel, dentro de la comarca Gúdar-Javalambre. Constituye una de las elevaciones más importantes del Sistema Ibérico.
El macizo montañoso, donde predominan los materiales de la Era Secundaria, sobre todo calizas y arcillas, se eleva hasta los 2020 metros sobre el nivel del mar, formando una gran cúpula o "domo". Sirve de divisoria a las cuencas del Mijares y Turia. Nacen aquí cuatro ríos: Los ríos de Camarena, Riodeva y Arcos vierten sus aguas al Turia, y el río Albentosa al Mijares.
El nombre de Javalambre procede del árabe Yabal `Amr جبل عمرو, que significa "monte de Amr". Amr es un nombre propio de varón.[1]



CLIMA:
El clima es muy extremado, estando caracterizado por inviernos muy fríos y veranos suaves. Las precipitaciones no son muy abundantes y sí notablemente irregulares, situándose entre los 400 y 600 mm en los valles (dependiendo de la orientación) y los 700 mm en las zonas elevadas.




VEGETACIÓN:
Su vegetación presenta una gran variedad y originalidad. En sus valles y laderas se encuentran pinares albares ( Pinus sylvestris) y negrales (Pinus nigra), sabinares (Juniperus thurifera), rebollares (Quercus faginea) y encinares (Quercus rotundifolia). En las zonas más elevadas predomina la sabina rastrera o chaparra (Juniperus sabina), cuyas matas redondeadas forman un paisaje único que recuerda una "piel de pantera". Aquí se encuentran notables endemismos botánicos, como Oxytropis jabalambrensis y Sideritis jabalambrensis, además de otras muchas especies raras y de gran valor biogeográfico.

FAUNA:
De su riqueza faunística pueden destacarse mamíferos como el jabalí, zorro, corzo, liebre y conejo, muchas rapaces diurnas y nocturnas, perdiz, codorniz, pájaros forestales y gran variedad de reptiles, anfibios e insectos.
La Sierra de Javalambre posee unos notables valores naturales y paisajísticos que, desgraciadamente, no gozan todavía de una adecuada protección, pese a estar incluida en la red europea Natura 2000 y ser Lugar de Interés Comunitario (LIC).
POBLACIÓN:
La densidad de población de Javalambre es muy baja, no sólo debido a la dureza del clima y las condiciones orográficas, sino también a la intensa emigración que se produjo durante el siglo XX. Está concentrada en pequeños pueblos Torrijas, Arcos de las Salinas, Camarena de la Sierra, La Puebla de Valverde, Sarrión, Albentosa, Abejuela y Manzanera, con una población total de 2875 habitantes (2005).


ECONOMIA:
Las actividades económicas tradicionales (agricultura, ganadería y explotación forestal) están perdiendo importancia frente al turismo y otras relacionadas con él, como la construcción. Hay dos balnearios de aguas medicinales (Manzanera y Camarena de la Sierra). Existen algunos establecimientos industriales en Sarrión (única población con más de 1000 habitantes), La Puebla de Valverde y Manzanera. También se pueden encontrar varias empresas dedicadas al sector del jamón cuyos secaderos y fábricas están localizados en Albentosa. Los habitantes de la zona, para acabar con la despoblación y el envejecimiento, reclaman más inversiones públicas en educación, sanidad y comunicaciones, así como apoyo a todas las actividades económicas que puedan favorecer el desarrollo comarcal.
En lo alto de la Sierra existe una estación de esquí llamada Javalambre (perteneciente al grupo Aramón). Inaugurada en 1996, es una de las más modernas de España y actualmente dispone de 6 kilómetros esquiables, repartidos en 8 pistas y 7 remontes.



La estación de esquí de Javalambre es ideal para aquellas personas que están aun aprendiendo y para aquellas que les gusta esquiar tranquilos.
Sus pistas son anchas y muy largas, y en su mayoría, azules (fáciles). Además, no suele haber tanta gente como en Valdelinares, lo que nos permite esquiar sin agobios y sin hacer prácticamente ninguna cola.
También cuenta con escuela de esquí, donde podemos tomar parte de clases con monitores que nos ayuden a aprender o a mejorar nuestra técnica de esquí.
Sus instaciones cuentan con 2 telesillas, 4 telesquís y 1 cinta. También alquilan material de esquí en la propia estación.
Las pistas con las que cuenta son las siguientes:

Nombre:
Debutantes I Verde (muy fácil) 15 m 0,5 km
Debutantes II Verde (muy fácil) 15 m 0,5 km

Barranco Verde (muy fácil) 20 m 0,5 km

Sabina Azul (fácil) 50 m 1 km

Ventisquero I Azul (fácil) 109,5 m 1 km
Ventisquero II Azul (fácil) 110 m 0,8 km
Portillo Azul (fácil) 15 m 0,7 km

Vuelta a casa Azul (fácil) 60 m 0,5 km

Lapiaz Roja (difícil) 182 m 1,5 km

La web de la estación es http://www.javalambre.com/
La web de la escuela de esquí de Javalambre es http://www.escuelaesquijavalambre.com/

diumenge, 1 de març del 2009

COMER BIEN CUANDO SE SUBE UN MONTE

Una salida al monte conlleva un gasto energético considerable, por lo que una buena alimentación es clave para obtener la energía necesaria y poder disfrutar de la jornada

La elección de los alimentos que uno va a meter en la mochila antes de comenzar la jornada de montaña prevista para todo un día es de vital importancia. No hay que tener en cuenta sólo la composición nutritiva de los alimentos, también su peso y su volumen, ya que hay que cargar con ellos buena parte de la excursión, que puede durar varias horas.

Cómo se puede obtener la energía necesaria.
Para aprovechar al máximo la jornada lo más frecuente es levantarse temprano y así aprovechar las primeras horas del amanecer, cuando el sol no calienta tanto y el ambiente es fresco y agradable. Con el fin de evitar la pájara o la sensación de desvanecimiento en las primeras horas, es fundamental planificar un desayuno consistente, compuesto por alimentos ricos en distintos nutrientes, si bien es aconsejable que primen los hidratos de carbono, los nutrientes que aportan la energía rápida necesaria para el esfuerzo físico que se va a realizar. Estos nutrientes abundan en alimentos como el pan, los cereales, las galletas... que pueden acompañarse de mermelada, dulce de membrillo, frutos secos, mantequilla o margarina, jamón, fiambres, queso... Estos últimos, enriquecen la dieta en lípidos y proteínas fundamentalmente. Un buen modo de completar el desayuno sería incluir algún lácteo (leche, yogur...) y no olvidar tomar una ración de fruta entera o en zumo que aporta vitaminas y minerales, esenciales para metabolizar los hidratos de carbono, las proteínas y las grasas y obtener energía a partir de ellos.
La hora del almuerzo.
A media mañana y después de varias horas de ejercicio, es conveniente y necesario para el organismo darle un tentempié, para que las fuerzas no flaqueen. Lo más adecuado sería combinar alimentos ricos en hidratos de carbono simples, que aportan energía en el momento, con alimentos ricos en hidratos de carbono complejos, con el fin recuperar en parte las reservas de glucógeno utilizadas, que serán necesarias para terminar la jornada. Además, los alimentos conviene que sean fáciles de comer y de digerir. Son apropiados los alimentos sólidos como por ejemplo galletas, pan acompañado de algo dulce (chocolate, mermelada...), barritas energéticas, mezcla de fruta fresca, desecada (uvas, ciruelas o higos pasos, orejones...) y frutos secos (almendras, avellanas, pistachos...). Un almuerzo de estas características podría estar compuesto por un bocadillo variado, que no resulte muy graso (jamón, queso, tortilla de patata -hidratos de carbono del pan y la patata-), un puñado de frutos secos y una fruta o un zumo de fruta, y todo ello, mejor acompañado de varios sorbos de agua. El agua, los zumos y las bebidas energéticas constituyen una buena opción, ya que además de aportar energía, hidratan, algo fundamental en estos casos.
Es bastante frecuente que la ingesta de la media mañana se retrase para tomar un almuerzo más consistente, que haga las veces de comida, ya que a mucha gente le resulta difícil separar el concepto de "excursión por el monte" con almuerzos a base de embutidos (chorizo, longaniza, salchichón, mortadela...), queso o panceta, etc. Incluso hay quien se lleva el vino y la cerveza. En el momento, esta comida puede resultar muy placentera y gratificante, una recompensa al esfuerzo realizado, pero si todavía quedan horas para terminar la jornada, uno se puede sentir muy incómodo durante el camino de vuelta, ya que los alimentos grasos retrasan la digestión, y gran parte de la sangre del organismo se centra digerirlos y no llega con tanta eficacia a músculos y pulmones. Los trastornos digestivos que uno puede sufrir en las horas venideras, como náuseas, vómitos, dolor de cabeza, pesadez de estómago e incluso diarrea, pueden deberse a la copiosa comida, y no tanto al esfuerzo de la actividad.
Recuperar las fuerzas.
Si la excursión no se ha alargado en exceso, por lo general, la vuelta a casa tiene lugar a media tarde. Es en este momento cuando el cuerpo necesita reponer toda la energía consumida a lo largo del día, mediante una merienda-cena que ayude al organismo a recuperar sus reservas de glucógeno y a rehidratarse en condiciones. En el invierno, las sopas y los caldos son una opción muy acertada ya que ayudan a entrar en calor y contribuyen a la hidratación. Y en las jornadas veraniegas, se puede comenzar por un gazpacho o por cremas, sopas o batidos de hortalizas frías. No pueden faltar en esta comida los alimentos que contengan hidratos de carbono como pan, pasta, arroz o patatas, combinando el menú con alimentos proteicos como carne, pescado o huevos. Si el ejercicio no ha sido excesivamente duro, una buena opción sería preparar una ensalada completa mezclada con pasta, arroz y patata, además de queso, atún, huevo duro, jamón, pechuga de pollo...
Tomar abundantes líquidos.
El ejercicio físico conlleva una pérdida de líquidos importante. Durante una excursión por la montaña puede que no se encuentre una fuente de agua en todo el recorrido. Por ello, es fundamental llevar líquido suficiente (unos 2 litros por persona) para poder beber con frecuencia. Uno puede comprobar su estado de hidratación: si orina poco y las micciones son escasas y de color oscuro, significa que se está deshidratando. Si por el contrario, la orina es abundante y clara, la hidratación está asegurada. Las opciones para beber líquidos son diversas: agua, zumos de frutas diluidos en agua, e incluso si se desea, algún tipo de bebida energética o isotónica. Estas últimas, además de líquidos reponen las sales minerales perdidas por el sudor. Una bebida de estas características se puede preparar en casa de un modo rápido y simple y a un módico precio: por cada litro de agua, se añade el zumo de dos o tres naranjas y un limón, un gramo de sal, una pizca de bicarbonato y dos cucharadas soperas de azúcar.
En general, la alimentación durante un día de montaña puede ser muy variada, y el tipo de alimentos y la cantidad dependerá del esfuerzo a realizar, así como de la duración de la excursión y de los gustos individuales. Si bien, no hay que olvidar que el gasto energético es relevante, por lo que la alimentación, la hidratación y la condición física van a jugar un papel importante, incluso cuando la excursión sea de una intensidad ligera, tanto para superar el esfuerzo sin problemas, como para lograr una mejor recuperación.

LA COMARCA DE GÚDAR-JAVALAMBRE






Las sierras de Gúdar y Javalambre se extienden por el extremo sudoriental de Aragón, de modo que quien recorre estas tierras del suroeste de la provincia de Teruel, tiene como transfondo la imagen de estos dos macizos montañosos próximos y enlazados por el altiplano que ocupa la cabecera del Río Mijares.La Comarca de Gúdar-Javalambre es la más meridional de Aragón y ocupa la porción sudeste de la provincia de Teruel, limitando directamente con la Comunidad Valenciana, con la que, a lo largo de toda la historia, ha mantenido estrechas relaciones. Con una extensión de 2.351 km2, incluye 24 términos municipales, habitados en el año 2001 por 7.778 personas.Se trata de una comarca eminentemente montañosa y en ella se localizan las cotas más altas de la provincia de Teruel, los picos de Javalambre y Peñarroya, que superan ligeramente los 2.000 m.Desde el punto de vista hidrográfico, nuestra comarca vierte sus aguas hacia el Mediterraneo, bien directamente, o a través del Ebro.El clima de la comarca se encuentra fuertemente condicionado por factores de tipo geográfico: situación concreta, altitud y disposición compacta del relieve que aísla de las influencias directas mediterráneas, a pesar de la proximidad del mar. Las precipitaciones son escasas, sobre todo en las vertientes occidentales y depresiones internas.La actual comarca Gúdar-Javalambre conserva restos de su pasado más remoto como se puede ver en el yacimiento paleontológico Rocha de la Noguera en la Puebla de Valverde y la llamada Región Ambirina de Rubielos de Mora.Ya desde el Paleolítico encontramos huellas fehacientes de la presencia humana. Así por ejemplo, en cuanto a huellas neolíticas hay restos de tallers de sílex en Formiche Bajo, y Mora de Rubielos. Se trata de pequeños grupos humanos habitantes de cabañas y abrigos rocosos con carácter provisional.En el término de Abejuela se han hallado puntas de lanza y flechas o pinturas de caza en el barranco de Valtuerta, y también en el barranco Gilbert, en Mosqueruela.De la Edad de Bronce destacan los yacimientos de Albentosa, Alcalá de la Selva, Formiche Alto y Bajo, Manzanera, Mosqueruela y Olba; y de la Primera Edad de Hierro en la Rambla de las Truchas, en Osicerda, de Mosqueruela.Los vestigios de la cultura ibérica encontrados en Mosqueruela están relacionados con la trasumancia. Otros asentamientos se establecieron en Albentosa, en Arcos de las Salinas, encontramos restos de cerámica en Manzanera, el yacimiento de los Castillejos en la Puebla de Valverde, Mas Royo en Puertomingalvo, un yacimiento en el cabezo del Rul en Rubielos de Mora y restos de Sarrión.De la presencia de la cultura romana quedan diversos restos en Arcos de las Salinas, Formiche Alto y Rubielos de Mora. Algunos tramos de calzada romana en Albentosa o La Puebla de Valverde, vestigios en Manzanera, la lápida romana dedicada a Hércules de la misma población, en la que se conserva un conjunto urbano de retícula semirregular a los restos de un yacimiento de época imperial en Sarrión.El paso de los musulmanes hasta la conquista cristiana de la zona a finales del siglo XII, dejó la toponimia que ha dado raíces árabes a algunos de estos pueblos (Gúdar, suelo duro y pedregoso). Los restos materiales conservados responden, fundamentalmente a castillos, torreones y fortificaciones, reaprovechados después de los cristianos, en un territorio que ya lo era de frontera para el poder islámico de España. Además del castillo musulmán de Alcalá de la Selva (Alcalá deriva del árabe castillo).La ocupación cristiana de la actual comarca y su posterior repoblación una operación de larga duración desde la fundación de la villa de Teruel por Alfonso II de Aragón, hasta la conquista de Valencia por Jaime I en 1238.A lo largo del siglo XIII surgen una serie de aldeas estabilizadas a partir de la ocupación cristiana del reino musulmán de Valencia y, con ello, del alejamiento del peligro que dicho reino había representado hasta entonces. Aldeas que se repartieron indistintamente entre la dependencia real y la señoria, hasta constituirse a finales de dicho siglo como una Comunidad de Aldeas.Así pues, la configuración territorial y la dependencia jurídica en el pasado de la comarca, fue diferente en cada caso. Debido a las características defensivas de la zona, hubo, por ejemplo presencia de Órdenes Militares.Del rico pasado medieval cristiano, sin el cual no se puede entender ni explicar la evolución histórica y humana de los pueblos de nuestra Comarca, se han conservado muchos restos materiales visibles hoy día que enriquecen nuestro patrimonio. De los conjuntos amurallados de la zona, quedan restos de murallas, castillos, portales de acceso y torreones. Incluso en algunos lugares se conserva el trazado medieval y la topografía del recinto original.